Virgen del Carmen
El 16 de julio de cada año se celebra la festividad de la Virgen del Carmen, una advocación muy venerada en todo el mundo.
Las PROMESAS DE LA VIRGEN DEL CARMEN son el anhelo de muchos de sus files devotos, las que se conceden a quien lleve su escapulario.
Los privilegios de recibir y llevar puesto el Escapulario alrededor de nuestro cuello están dados por 3 promesas que la Virgen entregó junto con éste a Simón Stock
- Es signo del amor y protección maternal de María: Se refiere a la ayuda y asistencia especial de la Virgen del Carmen sobre todos aquellos que visten el Escapulario. Ella acude ante los peligros del cuerpo y del alma, libra a la persona de todo mal e intercede para que viva en gracia de Dios. Es una señal de que con su manto nos envuelve en su amor maternal.
- Ayuda en el momento de la muerte: Esta es una de las promesas más importantes para quienes usen el Escapulario, ya que la Virgen del Carmen se comprometió a dar los auxilios necesarios a la persona que se encuentre en peligro de muerte. Auxilios espirituales fundamentales para la salvación eterna.
- Salva del Purgatorio: Esta promesa hace alusión a lo dicho por la Virgen del Carmen al Papa Juan XXII en el año 1322, de abogar para que cuantos hayan vestido su Escapulario salgan lo antes posible de Purgatorio; a más tardar, el sábado siguiente a su muerte. Esto es lo que se conoce con el nombre de «privilegio sabatino».
¿Qué es un escapulario?
Un escapulario es una prenda que se lleva sobre los hombros colgando por delante y por detrás. Se usa a través de la historia en diferentes tipos de vestiduras y de uniformes, pero es, sobre todo, un hábito religioso. Es la ropa que usan los monjes y las monjas. Consiste en una tira de tela que se lleva sobre el hábito y en la que se borda el escudo de la comunidad a la que se pertenece.
El que lleva un escapulario es porque quiere pertenecer a esa orden o comunidad religiosa.
Cuando surgieron las órdenes religiosas, a finales de la edad antigua y principios de la edad media, se fundaron la “primera orden” para varones, la “segunda orden” para mujeres y la “tercera orden” para laicos de ambos sexos que anhelaban pertenecer a la orden religiosa, pero que querían hacerlo desde su estado de vida propio.
Las terceras órdenes agruparon a muchos fieles laicos que se comprometían en un tipo especial de vida, en la pobreza, en la castidad dentro del Matrimonio y en la obediencia a Dios y a sus ministros. Mediante la oración, la mortificación y las obras buenas, aunadas a ciertas prácticas características de la orden buscaban su santificación en medio del mundo. Se organizaban bajo la dependencia de la orden religiosa e incluso hacían una especie de votos que renovaban año con año. Estas terceras órdenes, bendecidas y propiciadas por la Iglesia, hicieron y hacen mucho bien entre los fieles laicos, de los cuales muchos han llegado a los altares, como santa Rosa de Lima, que era terciaria dominica.
Estos fieles no podían usar el hábito completo de la orden, pero se les concedía usar un “mini hábito”, es decir, el escapulario reducido a su mínima expresión.
Hay escapularios de los dominicos, mercedarios, franciscanos, agustinos, carmelitas y demás órdenes y comunidades religiosas. El escapulario más conocido y usado, sin duda, es el escapulario de la Virgen del Carmen.
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