Por Mons. Gilberto Gómez Gonzáles
Una hermosa reflexión escrita por el Obispo de la Diócesis de Abancay, Mons. Gilberto Gómez Gonzáles:
EL ASILO DE ABANCAY, UNA HERMOSA Y URGENTE OBRA DE MISERICORDIA
“COMO TE VES ME VI, COMO ME VES TE VERÁS”
Aunque encontré esta frase en la pared de un cementerio, son unas palabras que cualquiera de los “abuelitos” del Hogar del Ancianos “Madre Celina de Jesús” me podría decir a mí o a ti, que lees esto.
El Asilo de ancianos surgió de la caridad del santo pastor de la Iglesia que fue Monseñor Enrique Pélach (que consiguió la cesión en uso de ese terreno de la Beneficencia Pública) y de aquella santa carmelita que era la Madre Celina. Y se ha sostenido hasta hoy gracias al trabajo escondido de las Carmelitas Descalzas, de las niñas de su aspirantado y de las caridad del pueblo de Abancay.
Mucho hay que agradecer a las humildes vendedoras del Mercado, a las gestiones del Comité Pro-Asilo, a las donaciones de instituciones y personas particulares. Y todo es poco para esta gran necesidad.
Rescatemos tres frases de Jesús: “Lo que han hecho a estos mis humildes hermanos a Mí me lo han hecho. Vengan, benditos de mi Padre, a posees el Reino que les tengo preparado” (Mt 25,40) Y “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5,7) Y todavía otra: “Hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20,35)
La recompensa para los bienhechores será grande.
Los ancianitos…y ¿dónde está su familia?
Su familia somos tú y yo, hijos de su mismo Padre, que está en los cielos.
Ellos son también nuestros hermanos, nuestros papás, nuestros abuelitos.
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